
Hace un par de semanas decidimos hacer una pequeña excursión a algún pueblo cercano a Madrid. Nos gusta aprovechar la cantidad de sitios no sólo bonitos sino llenos de historia que se pueden encontrar a media hora de coche de la capital.
En esta ocasión nuestro plan era ir a conocer Nuevo Baztán, dar una vuelta por el pueblo y, como esperábamos que no daría para mucho por ser un pueblo pequeño, ir a comer después a Alcalá de Henares. Pero finalmente la visita a Nuevo Baztán dio para más de lo esperado, por lo que el paseo por Alcalá de Henares lo dejamos para otro fin de semana.
Nuevo Baztán está a solo 53 km de Madrid y la carretera por la que llegamos hasta el pueblo tiene tramos preciosos, especialmente ahora en primavera. Atravesamos unas praderas verdes de ensueño y carreteras serpenteantes entre colinas de olivos que hicieron el trayecto muy ameno.
Nada más llegar al pueblo ya se aprecia que todo él es un conjunto arquitectónico. En el centro de interpretación de Nuevo Baztán os explican la historia de su fundación mucho mejor de lo que lo pueda hacer yo pero por daros una pincelada os cuento algo.

La ciudad (pueblo) fue fundada por Juan de Goyeneche y Gastón, un emprendedor nato procedente de Navarra que vio en estas tierras un enclave óptimo para desarrollar distintas industrias. Lo llamó Nuevo Baztán queriendo homenajear al valle navarro que le vio nacer, y quiso que este lugar fuera su proyecto personal.
Juan de Goyeneche, como os decía, fue un emprendedor admirable. Trató de desarrollar industrias de papel, alcohol, vidrio, jabones… y para todo ello inauguró rutas comerciales desde el pueblo a la capital y los pueblos vecinos, formó en los oficios y dio trabajo a la población local, y tuvo el gran acierto de asociarse con José de Churriguera para darle forma a su sueño. Churriguera era ya por entonces un arquitecto y escultor célebre y entre los dos planificaron fábricas, alojamientos para los trabajadores, las familias, la burguesía… En definitiva, diseñaron el trazado de una pequeña ciudad con su plaza de mercado, su espacio para festejos y su posada. Pero lo más emblemático de la arquitectura de Nuevo Baztán es sin duda el Palacio de Goyeneche y la Iglesia parroquial. Ambos son preciosos ejemplos del barroco español de la época y se levantan en un extremo de una plaza ajardinada que estaba preciosa.

Y ya paro con el rollo histórico. Todo esto que os he contado corresponde a un pueblo del s. XVIII, es decir, está todo contenido en una superficie muy poco extensa para los estándares actuales. Se puede dar una vuelta a todo el pueblo en muy poco tiempo, pero es 100% fotografiable desde cualquier ángulo.
Si os queréis detener un poco más, el interior del palacio suele albergar exposiciones temporales. Nosotros entramos a ver una muy bonita. Y si tenéis suerte de llegar en un horario en el que haya misa, no dejéis de entrar a ver la iglesia por dentro. Es también digna de una visita pero en cuanto terminan los oficios el cura echa la llave y se va. Nosotros tuvimos suerte porque era Domingo de Resurrección y estaba prácticamente todo el pueblo en misa.
Os recomiendo también acercaros al Centro de Interpretación que es como la oficina de turismo del pueblo. Desde allí hacen tours guiados en los que cuentan muchas curiosidades. Salen en varios horarios a lo largo de todo el sábado y también salen los domingos por la mañana y son gratuitos.

Y ahora vamos a lo que nos hizo no terminar nuestro día en Alcalá de Henares como habíamos previsto. En la misma plaza de la Iglesia hay 2 bares-restaurantes (hay 4 en todo el pueblo) en los que se concentró la población local a tomar el aperitivo después de misa. Y como nosotros somos mucho de imitar las costumbres locales allá que nos fuimos siguiendo a los lugareños.
La verdad es que nos decidimos por uno de los dos por restaurantes por el olor a brasas que salía del patio. Pero la sorpresa fue que no sólo estaban asando chuletones en la parrilla, sino que tenían también unas jarritas de barro en las que cocinaban cocido madrileño en las brasas. No hace falta que os diga que no tuve que pensar ni un minuto más. Cocido en olla de barro para mí.

Os puedo decir que no solamente estaba rico, sino que los precios de todo lo que comimos fueron también estupendos. El restaurante no era nada especialmente bonito pero era sencillo y agradable y comimos fenomenal. Así que acabamos saliendo de Nuevo Baztán a las 5 de la tarde después de habernos puesto como el tenazas y ya no nos quedó cuerpo más que para ir a casa a hacer la digestión de las boas.
No recuerdo exactamente el nombre del restaurante pero después de mirar en Google a ver si os podía dar más detalles he visto que hay muy malas reseñas con referencia al mal servicio. En nuestro caso es cierto que tardaron un poco en atendernos pero nada especialmente digno de mención. Os lo digo para que lo tengáis en cuenta por si decidís ir.
En resumen, fue una excursión interesante y de la que aprendimos más cosas sobre nuestra comunidad. Por ponerle un pero al día, tuvimos la mala suerte de que hacía mucho frío a pesar de ser primavera, así que no pudimos disfrutar de hacer alguna caminata por las rutas de senderismo que nos dijeron que tienen por la zona. A cambio el cocido nos supo doblemente glorioso.
Nos guardamos las rutas para una escapada futura y de paso nos acercaremos a Olmeda de las Fuentes que está a solo 5 km de Nuevo Baztán y me han dicho que es precioso. Si vais contadme!!